Cuando,
en 1928, obtuvo el poder supremo Stalin tenía cincuenta años. Service describe
con un detalle sin precedentes los factores vitales que configuraron al «Hombre
de Acero»: su temprana infancia en Georgia, hijo de un borracho violento y de
una mujer devota; su incorporación al seminario religioso; su etapa juvenil
revolucionaria como denodado marxista, cuyo celo lo llevaría a afianzar su
posición y su influencia en el partido bolchevique, mucho antes de la
Revolución rusa.
Asistimos al papel que jugó en la guerra civil de
1918-1920 y al modo en que sus acciones a lo largo del conflicto prefiguraron
al Stalin del Gran Terror. Pero Service también nos muestra a un hombre de
ideas: un voraz lector y poeta consumado cuyo rigor analítico competía con el de
Lenin y otros artífices de la Rusia soviética.
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